Si nos fijamos, hoy en día es mucha la gente que padece psoriasis. ¿Qué es? Pues se trata de una enfermedad crónica que conlleva la aparición de zonas rojizas en la piel, que se inflaman y vienen también acompañadas de escamas. Los lugares más comunes de aparición son los codos, las rodillas y el cuero cabelludo, pero también se puede dar en otros sitios como es el caso de las extremidades, el pecho o la espalda.
Aunque pueda parecer lo contrario, no es una enfermedad contagiosa, por tanto, el que sufre el insoportable escozor y picor que ocasiona es tan solo el que la padece. Tampoco se considera una enfermedad grave, pues es muy difícil que se malignice y se relacione por ejemplo con cánceres de piel. Sin embargo, cabe destacar que su origen suele ser genético, pues es normal que si una persona la padece alguien de su familia la tenga también.
En cuanto a los síntomas, estos suelen aparecer en torno a los 15-35 años de edad, pero hoy en día aparecen cada vez más temprano. Un dato importante es que afecta de un 1 a un 3% de la población, de una manera más precoz en mujeres que en hombres.
Por otra parte, en lo que se refiere a los elementos que la desencadenan encontramos varios: los traumatismos, pues es frecuente que los psoriásicos presenten el fenómeno de Koebner y desarrollen lesiones en piel que ha sufrido un traumatismo; las infecciones, pues después de una es común que se desencadene un brote de psoriasis; los fármacos, ya que muchos pueden agravar la enfermedad; factores psicológicos como el estrés; factores climáticos, pues los climas fríos la empeoran mientras que los cálidos la mejoran; factores metabólicos como la ingesta de alcohol; y factores endocrinos, puesto que aunque no está aún claro, se dice que los picos de máxima incidencia se dan en la pubertad y en la menopausia.
Mucha gente busca métodos de curación, que no existen, pero en sustitución de los mismos podemos encontrar otros que alivien el malestar que provoca dicha enfermedad. Uno de ellos es el tratamiento de la psoriasis con aloe-vera; la planta, ayuda a eliminar las células muertas y estimula el crecimiento de la piel. ¿Cómo? Pues al constar de una sustancia antiinflamatoria, antifúngica y antibacteriana conocida como antraquinona, puede actuar como un anestésico suave. Lo hace de la siguiente manera:
· Las antraquinonas calman el picor y los escozores de la piel.
· El ácido cisofánico presente también en el gel de la planta, se usa en distintos tratamientos de la enfermedad.
· La lignina de la aloe-vera, acompañada por otras sustancias, permiten la penetración de todos estos componentes en las tres capas de la piel, haciéndola más efectiva.
El tiempo de actuación puede variar, pues está influido también por hábitos como la dieta y dependiendo de la persona tardará más o menos en hacer efecto. Hay que tener en cuenta que no todas las variedades de aloe sirven para esto, por eso debemos fijarnos el aloe que presenta la flor amarilla. Basta con cortar un pedazo de la hoja de la planta y frotar con la parte gelatinosa que queda descubierta.
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