jueves, 5 de noviembre de 2015

AFRONTAMIENTO DEL DUELO

La tristeza ante la pérdida de una persona importante y significativa en la vida es una reacción normal y hay que aceptarla. Decimos entonces que estamos pasando un duelo. Para aceptar la pérdida es preciso realizar una serie de procesos, que muchas veces hacemos de forma automática, pero otras veces nos cuesta o no lo hacemos, dando lugar a un duelo complicado e incluso patológico.

Duelo




J.W. Worden ha propuesto unas tareas, lo que implica que la persona puede hacer algo para manejar su dolor, aunque requieren de cierto esfuerzo. Es importante aclarar que estas tareas no harán que el duelo pase antes o que duela menos, ya que el control del dolor es algo que no podemos controlar. Estas tareas ayudarán a la persona a abrirse a las emociones que experimentan para ir poco a poco asumiendo la pérdida, recolocándola en su vida.

Tarea I: aceptar la realidad de la pérdida
Esta tarea consiste en afrontar el hecho de que la persona ya no está. Para esto la persona que sufre duelo tiene que ser consciente de que se tiene una muerte o pérdida y reconocer y vivir las emociones que han generado la pérdida.

Tarea II: trabajar las emociones y el dolor de la pérdida.
Es necesario que la persona sea consciente de qué emociones se están experimentando y permitirse sentirlas.

Durante el duelo, la persona experimentará tanto emociones negativas como positivas, sin responder a ninguna lógica ni orden establecido. Lo importante es aceptar en todo momento los sentimientos, nos parezcan lógicos o no, demasiado dolorosos o demasiado poco

Tarea III: adaptarse a un medio en el que la persona está ausente
Worden habla de tres áreas de adaptación que se deben abordar tras la pérdida:

Adaptaciones externas: cómo influye la pérdida en el día a día de la persona, es decir, qué roles desempeñaba.

Adaptaciones internas: cómo influye la pérdida en la imagen que la persona tiene de sí misma, fundamentalmente en la definición que hacen de sí mismas y en su sensación de eficacia personal.

Adaptaciones espirituales: cómo influye la pérdida en las creencias, valores y los supuestos sobre el mundo que tiene la persona.

Tarea IV: recolocar emocionalmente al fallecido y continuar viviendo.
Esta última tarea consiste en encontrar un lugar para la persona que se ha ido que le permita a la persona estar vinculada con ella, pero de forma que no le impida continuar con su vida. No consiste en renunciar al fallecido, sino en encontrar un lugar adecuado para él en su vida emocional.

Al principio del proceso de duelo es normal que ocurra esto, pero mantenido en el tiempo puede desembocar en un duelo patológico, complicado o no resuelto.

Duelo crónico: Pasa un año y la persona siente que nunca acaba. No termina de amoldarse a su nueva vida y sigue sin aceptar el dolor, la angustia o la ansiedad que siente al recordar la pérdida.

Duelo retrasado o pospuesto: Tras la pérdida la persona experimenta ciertas emociones, pero no todas las que existían, o con su verdadera intensidad y, pasado un tiempo, vuelve a experimentar una fuerte carga emocional ante algún acontecimiento que reabre la herida.

Duelo exagerado: la persona se siente desbordada de dolor y trata de evadirse mediante ciertas conductas de evitación, como consumo excesivo de alcohol o drogas, en última instancia, a desarrollar algún trastorno psicopatológico, como problemas de ansiedad o depresión.


Duelo enmascarado: la persona presenta problemas físicos o realiza conductas que le causan dificultades, pero sin darse cuenta de que éstas tienen que ver con la pérdida no superada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario