Muchos dicen que la cebolla tiene muchas propiedades curativas, entre ellas, destaca la de ser un remedio casero para la tos. Resaltan que con sus aromas y vapores, humidifica el ambiente, lo que trae consigo un efecto mucolítico que facilita el descanso durante la noche, principalmente a los niños.
De la misma manera, algunos expertos defienden que es una hortaliza con un alto porcentaje de polifenoles, es decir, que contiene numerosas sustancias que aumentan las defensas y a su vez poseen propiedades antiinflamatorias. Esto, justificaría el efecto calmante o curativo que tiene sobre las vías respiratorias.
Según esta teoría, ¿qué hay que hacer entonces cuando un niñ@ tiene tos? Primero hay que partir dicha cebolla a la mitad, y luego cada mitad en trozos más pequeños justo antes de que se vaya a dormir. Luego, ponerla en un cuenco o plato en la habitación, preferiblemente en un lugar cercano a la cama, en concreto a la zona donde esté situada la cabeza. Por último, dejar la puerta de la habitación cerrada o semicerrada con el fin de concentrar los vapores que se desprenderán.
A mayores, se puede poner junto a la cebolla una cucharada de azúcar y unas gotas de agua para que el olor no irrite tanto. Además, el azúcar incrementa la difusión de los aromas. No podemos olvidar que en ocasiones, prefieren utilizar todos estos ingredientes para elaborar un jarabe, también casero, que evitaría los problemas relacionados con el picor de ojos.
Contraria a esta postura, está la siguiente, que encontramos curioseando por internet en un blog. Esta afirma que la anterior es “una creencia muy arraigada”, ya que no hay pruebas científicas de peso ni modelos que prueben lo contrario. Los efectos que la mayoría de la gente atribuye al hecho de colocar una cebolla por las noches, podrían ser por tanto bebidos a otros factores que nadie se para a pensar nunca.
Uno de ellos es la remisión de la enfermedad, o lo que es lo mismo, que la enfermedad benigna cesa porque ha pasado ya por todas las fases por las que debía. Aquí actúan las defensas den propio cuerpo, y no la cebolla.
Otro, es que la tos desaparece momentáneamente porque se ha llegado a un estado de cansancio máximo en el que el cuerpo alcanza la etapa de ensueño más profunda. Esto no impide que al día siguiente sigamos tosiendo.
Como vemos, es un tema que abre las puertas a un mundo de hipótesis y opiniones aún por demostrar. Quizás eñ problema de esto sea que el asunto de la cebolla y la tos se utilice principalmente en España y Francia, y no en más lugares del mundo.
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