¿Estás cansado y no te apetece, o a tu pareja le apetece
en momentos u horas intempestivas?
El sexo es una actividad natural para todo ser vivo, y por
lo tanto no debe ser un tema tabú. La perpetuidad de la especie humana se consolida
a través del sexo, pero éste no sólo se practica con fines reproductivos, sino
también con el objetivo de obtener placer.
Pero, ¿porque no me apetece siempre que quiero, o porque me
apetece en los momentos más inoportunos?
La respuesta no es sencilla, pero la
base de todo ello recae sobre dos pilares principales.
El primero de ellos es la excitación, el deseo, la
imaginación. Cuando alguien nos gusta, ya sea desde el punto de vista físico o emocional,
este deseo se acentúa. No es necesario estar enamorado para poder practicar y
disfrutar del sexo, pero la existencia de una afinidad hacia la otra persona
nos allana el camino.
El otro gran pilar del que tenemos que hablar son las
hormonas. El funcionamiento interno del organismo es un tema complejo, pero
para simplificar diremos que la hormona principal que interviene en la lívido y
el deseo sexual es la testosterona.
La testosterona se produce en mayor cantidad en el hombre,
pero no es exclusiva de este, puesto que las mujeres también la producen aunque en menor cantidad.
Una vez explicados los dos factores principales, que no los
únicos, debemos analizar qué circunstancias pueden alterarlos.
El deseo es un tema abstracto puesto que cada persona tiene
sus propios gustos, pero algunas situaciones o mementos concretos son más
propicios que otros. Por ejemplo, la temperatura ambiental cálida es un factor
predisponente, puesto que por lo general se utiliza menos ropa y la circulación
sanguínea está más activa. La
alimentación también es otro factor que nos puede influir, puesto que existen
alimentos afrodisíacos que nos elevan la lívido y el deseo, pero también ocurre
lo contrario, y es que durante la digestión el organismo se prepara para la
descomposición de los alimentos, lo que aumenta la actividad digestiva pero
ralentiza el resto de funciones corporales, de ahí que entremos en un estado de
cansancio y adormecimiento.
La regulación hormonal no es un tema que podamos controlar a
voluntad, pero si podemos conocer los momentos en los cuales su producción es
mayor y por lo tanto tenemos una mayor predisposición hacia el sexo. Este
momento de mayor producción de testosterona se produce por la noche, mientras
dormimos y nuestro organismo se recupera de la actividad diaria. Sin embargo
durante el sueño también se produce la melatonina, que es la hormona del sueño.
Para finalizar este post diremos que no existe una mejor
hora para tener sexo, pero si podemos tener en cuenta los factores que influyen
en la segregación hormonal y el aumento del deseo. De madrugada o al poco tiempo de despertarnos sería una de los
mejores momentos, con la testosterona en sus niveles máximos y el despertar al
lado de esa persona que enciende tu deseo.
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