domingo, 25 de octubre de 2015

VITAMINA C PARA CURAR LA GRIPE

“Hijo, tómate el zumo de naranja para que te pase el resfriado de una vez”. ¿Estará haciendo bien tu madre? Seguramente que más de una vez nos hemos tomado un zumo de naranja pensando en que nos ayudará a curar la gripe. Esta tendencia es muy común en nuestro país, sobre todo a partir de que un bioquímico conocido como Linus Pauling (Premio Nobel de Química en el 1954 y Nobel de la Paz en el 1962), afirmara que la vitamina C reforzaba el sistema inmune y prevenía la gripe.

Aquí os dejamos una de sus conferencias, para que veáis los argumentos que este empleó para convencer a la gente.


Sin embargo, esta postura no duró mucho, pues diversos estudios posteriores demostraron que lo que Linus defendía no era cierto. Afirmaron que sí que la vitamina C es buena para el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmune, pero para ellos es una locura pensar que la naranja y el zumo de esta previenen ni mucho menos curan la gripe. Con esto, determinaron que lo único que hace la vitamina C es disminuir el riesgo de padecerla, y sobre todo, disminuye el tiempo de duración de los síntomas asociados a estas infecciones víricas.

¿Esto quiere decir que debemos dejar de tomar naranjas? Rotundamente no. Si nos gustan los alimentos ricos en vitamina C, así como las naranjas o los kiwis, no hay motivo para dejar de hacerlo. A pesar de lo visto, siguen siendo alimentos saludables y naturales.

Una vez ya que tengamos claro que dicha vitamina no cura el resfriado ni la gripe, podemos elaborar un zumo de naranja que cumpla con la función de fortalecer nuestro organismo en momentos como esos. Para eso, lo ideal sería añadirle unos cuantos ingredientes más, por ejemplo polen de abeja, equinácea o germen de trigo, que también refuerzan nuestro sistema inmune.

¿Qué necesitamos entonces para hacer esta bebida de una manera “ideal”? Pues dos naranjas, dos cucharadas de germen de trigo, una cucharada de polen de abeja y una cucharada de equinácea. En cuanto a la elaboración, seguiremos los siguientes pasos:

1. Lavar y cepillar bien las naranjas
2. Cortarlas a la mitad y exprimirlas para obtener su jugo
3. Verter el jugo en un vaso
4. Picar la equinácea
5. Anadir los demás ingredientes, es decir, la equinánea, el germen de  trigo y el polen de abeja
6. Mezclar bien para que se integre todo

Podemos por tanto tomar zumo siempre que lo deseemos, pero sin excederse tampoco de unos 2 o 3 vasos al día, ya que el exceso de vitamina C también puede ser perjudicial para nuestro cuerpo, y por tanto, para nuestra salud.

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