¿Cuál es la causa principal de los defectos físicos y
mentales de nacimiento que incluso supera en frecuencia a los de la espina
bífida y el síndrome de Down? ¿Qué droga hace que un feto en desarrollo sufra
anormalidades más graves que las que provocan la heroína, la cocaína o la
marihuana?
La respuesta a estas dos preguntas es la misma: el alcohol.
En los Estados Unidos, el alcohol es la causa evitable más común de defectos de
nacimiento.
Cuando una mujer bebe alcohol durante el embarazo, se
arriesga a dar a luz a un bebé que pagará las consecuencias -con deficiencias
mentales y físicas- para el resto de su vida. Aún así, aproximadamente una de
cada cinco mujeres embarazadas bebe alcohol y se calcula que cada año en los
Estados Unidos, uno de cada 750 bebés nace con el síndrome de alcoholismo fetal
(SAF)completo. Otros 50.000 niños nacen cada año con efecto alcohólico fetal
(EAF).
El síndrome de alcoholismo fetal se identifica por un patrón
de anormalidades físicas, funcionales y de desarrollo que sufre un niño como
consecuencia del consumo de alcohol por parte de la madre durante el embarazo.
Las características de los niños con síndrome de alcoholismo fetal son que
tienen poco peso al nacer, la circunferencia de la cabeza es pequeña, falta de
crecimiento, retraso en el desarrollo, fallo orgánico, anormalidades faciales,
epilepsia, coordinación deficiente, poca capacidad de socialización, falta de
curiosidad, dificultad de aprendizaje y problemas de comportamiento como
hiperactividad,
Es esencial hacer un diagnóstico precoz, estos niños no van
a cambiar ya que no tiene cura entonces es importante cambiar nuestro modo de
pensar. Los problemas relacionados con el síndrome se intensifican a medida que
el niño va creciendo. Por eso es importante una intervención temprana ya que
podemos ofrecerles un programa de desarrollo y estimulación iniciado entre el
nacimiento y los cinco años.
Está claro que el abuso de alcohol durante el embarazo es
peligroso, pero ¿pero ¿qué ocurre si se toma una copa de vez en cuando? Cada
mujer procesa el alcohol de manera diferente, pero también influye la idead de
la madre, la frecuencia de la ingestión de alcohol, si se ingiere algún alimento...
Es decir, no sabemos que cantidad de alcohol resulta perjudicial, por eso se
aconseja no beber nada.
El alcohol pasa fácilmente la barrera de la placenta y el
feto está menos equipado para eliminar el alcohol que su madre, el feto tiende
a recibir una concentración muy alta de alcohol, que además permanece en él
durante más tiempo.
Usted no puede controlar qué genes o cromosomas le trasmite
a su hijo, pero sí puede controlar lo que ingiere durante el embarazo.
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