La cirugía robótica Da Vinci se conoce también como cirugía laparoscópica asistida por robot, y es una técnica en la que el cirujano realiza la cirugía mediante el control remoto de una consola fijada a un robot, que es el que actúa en este caso.
El procedimiento se realiza con el paciente totalmente anestesiado; el cirujano se sienta al mando del robot, fijando antes los instrumentos quirúrgicos necesarios en los diferentes brazos de la máquina.
El siguiente paso es introducir dichos instrumentos en el cuerpo del paciente realizando pequeñas incisiones, lo que equivale al trabajo de la mano del médico. Al mismo tiempo que se realiza la operación, un endoscopio permite ver al médico imágenes en 3D y HD del interior del cuerpo en tiempo real.
Aunque parezca increíble, con estos aparatos la cirugía es mucho más precisa y menos problemática que la tradicional. Por eso, os vamos a dejaros aquí reflejados diferentes beneficios que aporta para que no os asustéis si algún día os dicen que os van a operar con esta cirugía robótica.
Para comenzar, resaltaremos que el número de incisiones que se realizan es mínimo, pues solo se hacen las necesarias para que los brazos robóticos puedan moverse. Esto por tanto, asegura una curación mucho más rápida, reduciendo a su vez el tiempo de estancia en el hospital y también con ello los costes sanitarios.
Otra ventaja es que es un procedimiento menos doloroso, pues además de ser menos, las incisiones son también más pequeñas. Entonces, tampoco queda una cicatriz tan llamativa cuando la herida cura.
Es cierto además que en muchas ocasiones la gente se preocupa mucho por lo invasiva que pueda ser la cirugía o por los riesgos que esta conlleva, lo que hace que muchas veces se rechacen los procesos quirúrgicos. Con el método Da Vinci, este tema estaría resuelto, ya que su escasa invasividad hace que los pacientes que antes se negaban apuesten por la cirugía.
En lo relacionado con la parte técnica, destacaremos que es más concreta porque el robot elimina cualquier temblor que el cirujano pueda tener. A su vez, aporta mayor destreza, puesto que el personal, al contar con la ayuda de la cirugía puede desenvolverse de una manera más cómoda y controlar mejor la situación.
No podemos olvidar tampoco que permite una visualización mucho más real gracias al formato 3D y el formato HD; ni mucho menos que su alcance de movimiento es extraordinario, pues los brazos del robot rotan hasta 360º.
Sin embargo, una vez más, no todo son cosas buenas, sino que presenta alguna que otra desventaja que impide aún su uso generalizado. Primero, debido al tiempo que se requiere para dominar su uso y que no ocurran desgracias como la que sufrió un hombre que murió tras recibir un golpe del mismo brazo de la máquina.
Otro inconveniente es el coste de los dispositivos, que puede pasar el millón de euros, lo que lo convierte en imposible para muchos hospitales que no disponen de dinero suficiente. Ya fuera de lo económico, a tener en cuenta está el hecho del gran espacio que ocupa la máquina, reduciendo el acceso y espacio de los profesionales.
Por último, el problema que encuentran algunos cirujanos es el no poder tocar los tejidos, pues defienden que eso le puede sacar “sentimiento natural” a su trabajo.
Visto esto, comprobamos que por ahora las ventajas tienen más peso que las desventajas en lo que al paciente se refiere, y como en estos casos es lo importante… ¡Apostemos por la cirugía robótica!
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